Ayer viene un amigo y me dice:
- El domingo me invitaron a un "cine debate" y fui. Nunca había ido a un cine debate. Bueh, resulta que llego, el lugar muy depresivo, yo ya me quería ir. Pero ahí estaba y arranca la película. Esa de ese país de Medio Oriente ¿la viste? ¿no? Esa que salió en los diarios. Floja la peli. Resulta que termina y arranca el debate. Y aparece este tipo que nos empieza a bajar línea y a decirnos que ese país es tal cosa y tal otra y que no podemos permanecer neutrales y que tenemos que tomar partido y eso. Yo pienso lo mismo que él, ojo, eh. Que el país ese hace todas cagadas la verdad. Pero me rompió los huevos que nos bajen línea así.
- Claro, lo que pasa es que vos no sabés que en un cine-debate lo que menos hay es debate. Se hace para bajar línea.
- Me di cuenta. Pero a mí me rompió los huevos, qué querés que te diga. Y lo empecé a contradecir al tipo. Bah, a decirle que la cosa no era tan así, que él estaba simplificando. Y que quién éramos nosotros para tomar partido. Y el tipo me empezó a decir que por tipos como yo la dictadura no-se-qué. Y yo lo mandé a la mierda, viste. Y le dije que él tenía muchas certezas.
- Tenía certezas, claro.
- Claro pero a mí me rompió los huevos, qué querés que te diga. Encima en ese lugar medio depresivo un domingo.
- Y sí.
- Se puso como loco el tipo. Qué manera de bajar línea, por favor ¿Quién se cree que es?
Esta anécdota me ratificó algo que venía pensando. Mi amigo no es ningún delincuente por pensar que "la cosa no es tan así como decís vos". Ni está tan loco por pedir que no le bajen línea.
Creo que algo de esto tiene algo de relación con cuál es el modo adecuado de vincularse políticamente con los sectores medios. Los sectores medios una de las cosas que quieren es que los escuchen. No que les bajen línea. Todos -todos los que fuimos a la universidad o al secundario o trabajamos con "la cabeza" o tenemos un comercio o vivimos de una pequeña renta o somos socios de nuestro cuñado en aquel negocito- tenemos una teoría. Alguna, no importa cuál. A veces más o menos impregnada de sentido común, más o menos sazonada con lo que dicen algunos medios, más tirada a la derecha o a la izquierda. Pero alguna.
Queremos poder decirla. Que alguien la escuche. Que alguien nos escuche.
Y entonces, si esto es así, al "relato" no hay que decirlo. Hay que escucharlo.
De algún modo, como fueron los festejos por el Bicentenario.
¿Querés venir? ¿Te gusta León Gieco? Ah, ¿no? ¿Y Fito? Ah, las Pelotas. ¿Querés venir? No querés venir, preferís verlo por la tele. Bien. ¿No te gustó la carroza de las Madres? Ah. La de los inmigrantes te gustó. OK. Linda ¿no? Muy profesional todo, claro. Como esa apertura de los Juegos Olímpicos que... claro. Que no te gusta Chávez, no te parece que firme autógrafos. Ta. ¿Y Lula? Sí ¿un poco, no? Bueh. Ahí está, bien ¿no? ¿Querés un paty?
Foto.