Ahora bien. El secretario de Justicia (Attorney General) de los Estados Unidos se llama Eric Holder Jr. Su función es representar a "los Estados Unidos en cuestiones legales" y brindar "consejo al presidente" Barack Obama.
Holder anunció el 25 de septiembre pasado que pronto dejará su cargo.
¿A qué viene esta mención? A que ante esa situación, la prensa lo fue a consultar a Raben porque, según nos enteramos por distintos medios, el titular de ATFA, es "amigo" del funcionario.
Así,
la agencia Bloomberg informó que Raben, "
un amigo de Holder, dijo que el funcionario decidió que era un buen momento para dar un paso al costado porque había logrado muchos de sus objetivos en temas que le importaban".
"Eric está encantado y excitado y asombrado de lo que ha logrado hacer con varias divisiones del Departamento de Justicia", declaró el director ejecutivo de la American Task Force Argentina. Buen vocero.
A Al Jazeera, Raben dijo que su "amigo", el ministro de Obama, "resistió (críticas) porque es un chico grande", al tiempo que dijo que los adversarios de Holder quieren su "humillación política y él lo sabe".
Aguante la amistad. Muy bien.
Al margen, me acordé justo de que de Holder depende la oficina del "Solicitor General", el funcionario que representa al Ejecutivo estadounidense ante la Corte Suprema de ese país. Esa oficina presentó un bastante tibio amicus curiae en el juicio que fondos buitre siguen contra la Argentina.
Y además...
Según consta en reportes públicos como
este, Raben personalmente hace lobby por la cuestión de la deuda argentina. Este año, por ejemplo, -al menos según consta formalmente- hizo lobby por un proyecto de ley para que Estados Unidos condicione la presencia de Argentina en el G20, mientras no se cierre el pleito legal con los fondos buitre. Y entre las agencias a las que fue con su maletín a hacer lobby para eso estuvo -hop- el Departamento de Justicia, que encabeza su amigo Holder.
Digo todo esto porque la posición oficial de la Casa Blanca sobre este conflicto es que se trata de un tema "judicial" sobre el que el presidente Obama y sus funcionarios no tienen nada que ver y no pueden hacer nada.
Digo.