No sé si tengo recuerdos "políticos" de mi niñez o si los fui reconstruyendo con los años. Pero ahí están.
Nacido en 1976, mi primer recuerdo "político" es la Guerra de Malvinas. Me acuerdo de la tensión en el aire y el volumen de la TV el 2 de abril a la mañana. Me acuerdo del día de las "24 horas por Malvinas". De las imágenes de la guerra. De escuchar un "comunicado número X" en la radio del auto una noche, pasando por debajo de Puente Saavedra. De las Naciones Unidas, ese lugar donde iban los mismos países que jugaban el Mundial para ser amigos o para pelearse. Así, Venezuela era amigo y Colombia, no.
1983 para mí, además del primer día de clase de primer grado aún en plena dictadura, es el 10 de diciembre de aquel año. Mi madre me convocó a una tarea entre militante y artística (?). Las comitivas de mandatarios extranjeros pasarían -supuestamente- por la avenida donde vivíamos en su trayecto hacia la Quinta de Olivos a saludar al presidente recién asumido. Y por eso pintamos con crayón sobre un papel madera alguna leyenda amistosa hacia Felipe González, ese español socialista, joven, democrático y fachero. Para colgar del balcón. Si pasaron los autos o no, no lo recuerdo.
Una tarde de 1985 nuestra maestra de tercer grado nos llevó a instalarnos en un predio al aire libre. Estaban los chicos de todos los grados. Raro si no hubiera sido porque había una amenaza de bomba, de las que afectaban a tantas escuelas.
Ese año fue el Plan Austral. El plan tuvo un impacto sicológico en los niños porque los precios de los caramelos o de los juguetes pasaron de estar fijados en unos enormes números ininteligibles, a unos números que todos podíamos comprender y manejar. Quiero eso que vale 5, papá.
Y luego vino la Semana Santa del 87. Mis padres nos dejaron a mis hermanos menores y a mí en casa, en manos de una tía. Y se fueron "a la plaza". La imagen que tengo es que yo no entendía bien pero hubo un momento clave. Los conductores y conductoras del noticiero se abrazaban y lloraban. Debe haber sido cuando el Presidente se fue a "parlamentar" con los héroes de Malvinas. Después no me acuerdo bien.
Me acuerdo también de otro alzamiento carapintada. Probablemente uno de 1988, Monte Caseros. Pero claro, ni mis padres ni sus amigos fueron a la Plaza. Debió ser un sábado o un domingo de calor en un jardín con pelopincho. Al parecer, no había por qué ir más a defender más al gobierno.
No sé, me acordé de todo eso.
El domingo nos vemos ahí, en la Plaza. Para festejar. Toca Carlos Vives y se termina un año más de democracia. Pero comienza otro. Adelante.