Dijo Juan Carlos Blumberg en Oberá, Misiones: "Esto no puede pasar. Ojo, que si no, se va a perder la democracia". Blumberg también criticó "las dádivas que se están dando".
La democracia y el clientelismo, qué temas bellos para pensar ¿no?.
viernes, octubre 27, 2006
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5 comentarios:
No mide por lo que dijo ahora o por lo que dijo antes?
Nunca midió el ingeniero.
Destroyer, querido. Creo que todos somos un poco lo que decimos ahora y lo que dijimos antes.
Lo interesante acá es, entre otras cosas, pensar qué son esas "dádivas". ¿no hay que darlas por una cuestión moral? ¿porque los pobres deben seguir siendo pobres? ¿los pobres no tienen derecho a recibir lo que les dan? ¿cuál es el mecanismo por el cual se constituyen sujetos políticos? ¿la reelección es mala en sí misma?
No tengo demasiadas respuestas, me interesan las preguntas en este caso.
Saludos
Las dádivas en sí son una pobre manera de hacer política social, aunque útiles en la emergencia.
La dádiva en elecciones degrada al que da y al que la recibe, es casi una compra de votos, y magnifica la necesidad de tener "caja" para ganar una elección.
Si el "progresismo" es cambiar votos por regalitos, qué será ser antiguo?
OK Mariano.
No creo que de lo que yo haya expresado se desprende una exaltación de la dádiva. Estoy proponiendo pensar esa relación y pensar a quienes critican el "clientelismo". Sobre todo si quienes lo critican (véase el personaje que he puesto en el post) no sólo están en contra de las dádivas sino que muchas políticas que proponen están francamente en contra de los intereses y las posibilidades de quienes las reciben.
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