Las encuestas son fotos en toda esta cambiante película. Y a veces ni eso.
Les dejo facsímiles de una propuesta de la revista Gente a sus lectores, de octubre de 1981.
Las preguntas "Peronismo como hasta 1976" (sí o no) y "Cuál de estas figuras políticas proscribiría de las próximas elecciones", con Raúl Alfonsín entrando mitad de tabla, son algunos de los puntos más interesantes. A eso podemos sumar la abrumadora mayoría que indicó que el país "no" estaba preparado para la democracia y que, en todo caso, las elecciones deberían realizarse dentro de "10 años", o la primera minoría que calificó con un "10" lo actuado por el "gobierno de las Fuerzas Armadas" en materia de Derechos Humanos.
Fuente (ese no, uno que tengo en casa).
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5 comentarios:
El problema principal de las encuestas es el supuesto no dicho de que lo que exterioriza la gente en ellas sobre las cuestiones por las cuales la interrogan es el pensamiento de cada persona a modo de "tribunal imparcial independiente".
Las personas sujetos de las encuestas no juzgan y evalúan lo que sucede en forma "ajena" a aquello que sucede. Lo que sucede, muy a menudo, tiene una preponderancia y una influencia en la gente que ni ésta es conciente de ella.
Si uno quiere transformar la realidad, lo peor que puede hacer es recurrir a encuestas, puesto que éstas reflejarán lo que piensa la gente inmersa en esa realidad que todavía no se transformó y que uno quiere cambiar.
Una de las capacidades fundamentales de los conductores políticos es lograr poner a una porción mayoritaria de “la gente” en el camino y orientación correctos a pesar de lo que crean, piensen o digan individualmente considerados. Y ese ponerlos en la dirección correcta ya cambia las creencias aunque no sean demasiado concientes de ello.
En Argentina estamos en un momento en que necesitamos una conducción política de alguien (si no es CFK deberá ser algún otro) que tenga la capacidad de producir ese “forzamiento” para que la marea vaya en la dirección que queremos que vaya.
El gobierno de CFK sigue tomando las medidas que mantienen al país en la dirección correcta. Entre ellas, la más importante y significativa, diría, de los últimos años 5 años, que pasó totalmente desapercibida en los medios y en la blogósfera (la montaña de información atenta contra la capacidad de discernir su importancia y significación): el decreto 2.103 por el que se crea la Unidad Estatal de Seguimiento y Trazabilidad de las Operaciones de Comercio Exterior.
Es muy clara la tendencia (que se profundiza) de fortalecimiento de las capacidades del Estado para captar los excedentes económicos del sistema oligárquico e intentar ponerlos al servicio de las necesidades de las clases populares.
Es por eso que ese sistema oligárquico, que no es argentino sino global pero usa soportes locales, decidió, a través de sus voceros (los medios de comunicación controlados por ellos y en porciones mismas del Estado, también controladas por ellos –ej. Poder Judicial), involucrar directamente a la Presidenta CFK en los casos de supuesta “corrupción”, deporte que antes solo reservaban para la gente de su cercanía.
Nunca tenemos que olvidar, los que queremos cambiar la realidad para cumplir con los objetivos que nos enseñara el General (armonizar la grandeza de la patria con la felicidad del pueblo) -no los que usan a la política como campo fértil (lo que la torna infértil para los objetivos antedichos) para desarrollar el oportunismo en pos de sus ambiciones políticas y la satisfacción de su narcisismo-, que la política es, subyaciendo a las variables individuales, una lucha de voluntades, no entre individuos, sino entre conjuntos sociales: la oligarquía y los pueblos.
Esos conjuntos no son monolíticos (esto frecuentemente se malinterpreta), están definidos en relación al control que ejercen o no sobre los recursos y resortes fundamentales. Puede haber un Soros que apoye o simule apoyar el reclamo de la Argentina frente a los fondos buitres como un hombre del pueblo que apoye a éstos. Eso no va a cambiar el hecho de que el primero es oligarca porque controla resortes fundamentales, en ese caso, financieros y monetarios, y, el segundo, es del pueblo porque no controla ningún resorte fundamental.
La conducción política se trata del arte de conformar una mayoría que apoye la tarea de un gobierno que quiera reconstruir un Estado Nacional que pueda controlar él dichos resortes y recursos en beneficio de esa mayoría y del pueblo que no forma parte de ella.
Por eso, las encuestas reflejarán una u otra cosa según en qué fase estemos, como país y como sociedad, dentro de esa lucha.
Si el gobierno se empeña en intensificar el control por parte del Estado de los resortes y recursos fundamentales, la lucha se agudizará tremendamente y necesitaremos líderes que sepan el arte de conformar la mayoría popular necesaria para vencer en la misma. Si el gobierno desiste, entraremos en épocas más “normales” para felicidad de los normópatas.
Pienso que el gobierno no desistirá y el indicio de esto estará dado por la conducta de CFK antes, durante y después de su sucesión. Si ella mantiene el comando, la lucha seguirá. Si suelta el comando, y no hay nadie que la reemplace, posiblemente perdamos algunos años y oportunidades brillantes para hacer avanzar al país y a su pueblo.
Ya CFK no es dueña de su propio destino. Si ella es conciente de esto no soltará el comando (eso espero). Si tal es el caso, se avecinarán tremendas luchas, la oportunidad para que los valientes que tengamos en los hombres y mujeres del pueblo se pongan al servicio de esta buena causa.
Sacar conclusiones sobre esa encuesta de Gente, o de cualquier encuesta en Internet, es bobo, ya que carece del mínimo de seriedad científica: que quienes rspondan fueran seleccionados al azar.
Quienes han respondido son autoseleccionados que enviaron cartas.
Bueno, los que responden son lectores de Gente, mucho más no se podía esperar, ¿o sí?
mejor ¿no?
http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-261750-2014-12-11.html
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