Ayer sábado, llega a nuestra mesa de trabajo (?) de manos de un compañero el recientemente horneado informe del Ministerio de Trabajo que habla con un título muy poco claro (?) de "La disminución de la conflictividad laboral en 2013: menos conflictos, menos huelguistas, menos jornadas no trabajadas".
Duermo un día en postearlo porque tuve cosas que hacer (?!) y esta mañana, cuando me acerco a la puerta de mi domicilio en calzoncillos a recibir el único diario que leo en papel los domingos me encuentro con el increíble título principal de La Nación que reza "En 2013 hubo tres paros diarios y el Gobierno cree que habrá más". Muchachos: ¿se volvieron todos locos ahí?
La nota destrata la información que surge del informe, que se viene realizándose desde 2006, y la condimenta con declaraciones de la CTA y del inefable Observatorio de la UCA. Busca señalar que hay una conflictividad sindical descontrolada y a punto de estallar, lo que para nada surge del informe.
Así, el diario minimiza u oculta que:
- En 2013, por primera vez desde 2008, se registraron menos conflictos con paro que el año anterior.
- En 2013 hubo menos huelguistas que el año anterior, en un nivel que fue mayor que el de 2011, pero menor que el de 2009.
- El promedio de huelguistas por conflicto es uno de los más bajos de la serie.
- El promedio de jornadas de paro por huelguista es menor que en 2006, 2007, 2009 y 2012.
- Los conflictos con paro en el ámbito estatal sólo se redujeron de un año a otro en 2008 y 2013.
- Los conflictos con paro en el ámbito privado no dejan de subir desde 2007, pero en 2013 hubo sólo cuatro paros más que en 2012.
- Las jornadas no trabajadas en el sector privado en 2013 fueron de las menores de la serie. Sólo 2006 y 2011 fueron mejores años en este aspecto.
Pero más allá de maltratar los datos, la nota nada dice de esta interesante conclusión que está en español y en el informe de marras. Se refiere, sobre todo, al casi constante aumento de la conflitictividad laboral en el lugar de trabajo que viene registrándose desde 2006.
Como se aprecia en el gráfico 3, la tendencia al incremento del número de conflictos laborales se verifica exclusivamente en los conflictos acotados a empresas o lugares de trabajo. Por el contrario, la cantidad de disputas que involucran al conjunto de los establecimientos de una rama de actividad económica se mantuvo constante en estos años, oscilando en torno a niveles medios del período.
Se trata de dos tipos de conflicto de configuraciones y lógicas diferentes. Los conflictos de rama suelen involucrar a una gran cantidad de trabajadores, por lo que su comportamiento da cuenta en gran medida de la evolución de la cantidad de huelguistas y de jornadas no trabajadas (ver gráfico 2). Las demandas de incrementos salariales son predominantes en este tipo de disputa, en la medida en que en este nivel se recortan los actores e interacciones que conforman las negociaciones paritarias en nuestro país.
Los conflictos acotados a los lugares de trabajo comprometen un número reducido de trabajadores y son impulsados por demandas más variadas y específicas. Estudios realizados por el MTEySS permiten afirmar que el incremento este tipo de conflictividad durante el período se debe al proceso de expansión y fortalecimiento de las organizaciones sindicales en los lugares de trabajo, en el marco de la revitalización del actor sindical que tiene lugar desde el año 2003. Esta afirmación es consistente con la importante bibliografía que existe sobre el tema, que vincula el incremento de la conflictividad con períodos de crecimiento económico y de expansión de los derechos laborales y sindicales como el que se dio en la Argentina en la última década.
La afirmación anterior contrasta con las interpretaciones de sentido común que asocian el incremento de la conflictividad con los fantasmas de "la crisis" y "el ajuste", y restituye al objeto de estudio su complejidad. El incremento en los conflictos localizados tampoco expresa en este período una “descentralización de la conflictividad” como la que tuvo lugar en la década de los 90, cuando los sindicatos estaban a la defensiva y en retirada, abandonando los lugares de trabajo como espacio activo de intervención.
Bueno, cualquier cosa, véanlo.
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