Tomás Abraham no me gusta cuando se lo come el personaje. Igual siempre estimula el coco y es más divertido que otros. Véalo acá.
lunes, mayo 21, 2007
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Dios no quiere hacerlo todo para no arrebatarnos la libertad de la voluntad y la parte de la gloria que nos corresponde en la empresa. Maquiavelo, N. El Príncipe. Capítulo XXVI
4 comentarios:
un auténtico capitalista
No me lo banco a Abraham, al igual que a sus colegas del difunto blog TP. Por momentos me hace acordar del turco Asís, con algo menos de cinismo. Parece que para él la política fuera un partido de fútbol. Siempre anda a la caza de totalitarios, stalinistas, bla, bla, bla (ojo que Aliverti tampoco es santo de mi devoción), pero de profundizar en los problemas concretos (quién lo podría hacer sino él, todo un filósofo) ni hablar.
Con el tema de las instituciones, prefiere florearse en su republicanismo impoluto y tirar bosta a rolete, ignorando que casi nadie se está tirando contra las instituciones en sí sino contra el chicaneo del discurso de las instituciones como un fin en sí mismas. O sea, prédica opositora para el Patio Bullrich y sus cercanías. Asunto en el que está prendido él, así como Sarlo, Aguinis, Kovadloff y siguen las firmas.
Un abrazo.
Coincido con la mayoría de las apreciaciones, creo que es bueno leer opiniones diferentes y repensar lo que uno cree todo el tiempo. Si no, la neurona se anquilosa un poco.
Saludos
Por supuesto mi estimado, leer cosas que a uno no le gustan sirve para estimular las neuronas (aunque caiga mal al estómago). Y yo además me pongo a afilarme las garras, je.
Abrazo.
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