Creímos que lo habíamos visto todo ¡pero no! Nace hoy el lavagnismo sarlista. Ay, Beatriz, Beatriz.
Leemos hacia el final: "...aunque las concertaciones electorales no son por naturaleza despreciables (y no lo sería una hipotética encabezada por Roberto Lavagna), hay que entender que una concertación electoral es el resultado de la presencia de organizaciones políticas y no el recurso para crearlas cuando no existen o han fracasado". Y ahí va el final a toda orquesta en búsqueda de la gran esperanza blanca de occidente: "En cambio, de una concertación que no obtenga una victoria pero que tampoco sea derrotada estruendosamente podría surgir una oposición institucional interesante, cuyos votos en el Parlamento deban ser tenidos en cuenta".
Del ridículo es de lo único que no se vuelve, Betty.
Saluditos
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1 comentario:
mide lo tuyo, pero basta con Beatriz, basta
Erik
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