martes, octubre 31, 2006

Mide releer

Cuanto más viejo me vuelvo, más leo mi Weber, hay que admitirlo. Van fragmentos de "La Política como vocación":
- La máxima de la "ética de la responsabilidad" ordena "tener en cuenta las consecuencias de la propia acción". (Un ejemplo de esto sería considerar como consecuencia de los propios actos aquellas situaciones derivadas de apoyar a a un gobernador que promueve una reforma constitucional al solo efecto de habilitar la reelección indefinida en una provincia, digamos, del Noreste de un país como la Argentina, y que resulta derrotado en las urnas. También sería considerar como consecuencia de los propios actos aquellas situaciones derivadas de organizar el traslado del cadáver del fundador del último movimiento político argentino del siglo XX desde un cementerio hasta una quinta suburbana llena de dirigentes sindicales y de mafiosos que quieren cobrarle a uno cuentas por cuitas pasadas).
- Va otro fragmento: "También los cristianos primitivos sabían muy exactamente que el mundo está regido por los demonios y que quien se mete en política, es decir, quien accede a utilizar como medios el poder y la violencia, ha sellado un pacto con el diablo, de tal modo que ya no es cierto que en su actividad lo bueno sólo produzca el bien y lo malo el mal, sino que frecuentemente sucede lo contrario. Quien no ve esto es un niño, políticamente hablando".
- Otro: "Quien quiera en general hacer política y, sobre todo, quien quiera hacer política como profesión ha de tener conciencia de estas paradojas éticas y de su responsabilidad por lo que él mismo, bajo su presión, puede llegar a ser. Repito que quien hace política pacta con los poderes diabólicos que acechan en torno de todo poder. Los grandes virtuosos del amor al prójimo y del bien acósmico de Nazaret, de Asís o de los palacios reales de la India no operaron con medios políticos, con el poder. Su reino “no era de este mundo”, pese a que hayan tenido y tengan eficacia en él. Platón, Karatajev y los santos dostoievskianos siguen siendo sus más fieles reproducciones. Quien busca la salvación de su alma y la de los demás que no la busque por el camino de la política, cuyas tareas, que son muy otras, sólo pueden ser cumplidas mediante la fuerza. El genio o demonio de la política vive en tensión interna con el dios del amor, incluido el dios cristiano en su configuración eclesiástica, y esta tensión puede convertirse en todo momento en un conflicto sin solución".

1 comentario:

G.F. dijo...

Exactamente lo mismo colgué en mi blog, apuntado desde otra perspectiva pero planteando lo mismo, claramente NO MIDE la actitud, pero es como bien me hacia acordar Jorge de las maximas políticas, las derrotas son huerfanas. Sls. Gonzalo.-