miércoles, abril 30, 2014

¿El populismo es más irracional y no mide?

América latina

Seguridad social: ejemplos por imitar

NUEVA YORK (The Economist).- América del Sur ha sido pionera en una nueva manera de encarar la seguridad social. El resto del mundo debe prestar atención.
Parece cada vez más improbable que EE.UU. esté por embarcarse en un cambio radical de su sistema de seguridad social (pensiones públicas). La administración y el Congreso parecen estar contentos por igual de dejar el asunto pendiente como mínimo hasta después de las próximas elecciones.
¿Tienen razón los gobiernos en considerar la reforma radical de la seguridad social como algo imposible de vender, excepto en respuesta a una crisis inminente? La experiencia de América latina dice otra cosa. Allí muchos países abandonaron los sistemas de pensiones estatales sin fondos en favor de pensiones "privatizadas" con fondos individuales (las jubilaciones se financian con capital acumulado por cada persona a lo largo de su vida laboral).
En casi todos los casos, estas reformas fueron respuesta a una crisis fiscal efectiva o inminente: en ese sentido, los gobiernos de los países ricos simplemente siguen los precedentes tratando de demorar lo inevitable. Pero América latina muestra que las reformas pueden ser exitosas en términos políticos tanto como necesarias por motivos económicos.

La historia bien contada

Un reciente estudio de Monika Queisser para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) cuenta bien la historia. Primero fue Chile, en 1981, con cuentas de retiro individuales obligatorias administradas por empresas administradoras de fondos que competían entre sí. En los años noventa, muchas otras naciones de la región, poderosamente impresionadas por el éxito chileno, realizaron sus propias reformas: Colombia y la Argentina en 1994, Uruguay en 1996 y México en 1997, por nombrar sólo cuatro. Brasil puede avanzar por el mismo camino pronto.
Las pensiones con fondos individuales liberan a los ciudadanos, especialmente los menos pudientes, de la dependencia del Estado en cuanto a la jubilación y reemplazan esa dependencia con la autodeterminación financiera. Esto es "capitalismo popular" con mayúsculas. Y hay otras ventajas posibles: un mercado laboral más eficiente (porque el impuesto de la seguridad social, que es distorsivo, se reemplaza con ahorro explícitamente vinculado con el ingreso al retirarse); más ahorro y por tanto más inversiones y mayor crecimiento y un desarrollo más rápido de mercados financieros modernos.
En conjunto, las reformas han sido exitosas. En los países ricos los escépticos subrayan las dificultades de la transición. Hoy a los contribuyentes se los hace pagar dos veces, argumentan los dubitativos: para acumular en función de su propio retiro y también para financiar las pensiones de los que trabajaron toda su vida en el régimen anterior. Esta doble carga es el motivo por el que los escépticos consideran que la idea es políticamente impracticable.
Pero América latina muestra que la transición se puede manejar de distintas maneras. Se puede variar el ritmo fijando edades máximas para participar en el nuevo sistema; extremando las cosas, se puede permitir sólo que los recién ingresados en la fuerza laboral puedan salirse del sistema estatal. O se puede combinar el sistema solidario con el de aporte individual.

Los costos del sistema

La transición no es insuperable. El principal problema de los esquemas latinoamericanos, señala Queisser, es que los costos de funcionamiento del sistema han sido altos (aunque en el caso de Chile no lo suficiente como para alterar el hecho de que las ganancias de los inversores han sido elevadas). La competencia entre los fondos no ha logrado contener sus costos operativos, que en algunos países representan un altísimo 3% de los salarios.
Esto se debe en parte a que los fondos tienen que permitir a los inversores cambiar de administrador casi a voluntad, lo que ha llevado a "guerras de transferencia" en Chile: el 50 % de los contribuyentes solía cambiar de fondo todos los años; hay nuevas reglas que redujeron esto a la mitad. México también ha puesto límites a las transferencias. En los países ricos hay otra solución posible: permitir que muchos tipos de firmas (bancos, aseguradoras, mutuales) compitan en el mercado.
La competencia en mercados sofisticados ha reducido los costos en estas ramas financieras. No hay motivo para que no suceda lo mismo con las pensiones, aunque claramente seguirá siendo necesario mantener reglamentaciones prudentes y de protección al ahorrista. La reforma radical de la seguridad social es la siguiente gran reforma liberal, de tanta importancia como la privatización de empresas estatales, cosa que en su momento también se consideró como utópico.
En la cuestión de las pensiones, América latina muestra el camino. 
Traducción de Gabriel Zadunaisky 
 
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Ayer, 29 de abril de 2014

Bachelet crea comisión que revisará sistema de pensiones y señala que las AFP “han perdido credibilidad”

La mandataria, en la ocasión, señaló que se trata de la medida 17 de las 56 comprometidas para los primeros cien días de gobierno.
Bachelet pensiones 2
La presidenta Michelle Bachelet firmó este martes el decreto que crea la Comisión Asesora Presidencial sobre el Sistema de Pensiones, que tendrá el objeto de estudiar una reforma al método actual y dar solución a las “claras insuficiencias” de éste.
La mandataria, en la ocasión, señaló que se trata de la medida 17 de las 56 comprometidas para los primeros cien días de gobierno.
Bachelet dijo que con esta instancia se está “iniciando un proceso fundamental de reflexión y de debate para que los chilenas y chilenos cuenten con un sistema de pensiones digno y adecuado a sus necesidades. Un proceso que queremos que sea altamente participativo, pero también de muy alto nivel técnico, y que nos permita hacernos cargo de las claras insuficiencias de nuestro sistema previsional”.
La comisión, que estará integrada por 25 expertos (nacionales y extranjeros) y presidida por el ex director del centro de estudios Microdatos, David Bravo, tendrá el primer desafío de entregar al Ejecutivo un informe de estado de avance en octubre de 2014.
Asimismo, deberá elaborar un informe final que contenga las propuestas de solución a las deficiencias identificadas en el diagnóstico, el que será entregado a la presidenta Bachelet en enero de 2015, finalizando así el funcionamiento de la comisión.
La mandataria, en tanto, apuntó a las AFP como parte del problema. “Las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) han perdido credibilidad en la ciudadanía y su modo de funcionamiento merece ser analizado en detalle”, dijo.
“Sabemos que mejorar un sistema previsional toma tiempo, debemos tener certeza de que las decisiones sean responsables, se sustenten en el tiempo y sean efectivamente un avance y no un retroceso para los pensionados”, puntualizó la presidenta.
 

domingo, abril 20, 2014

Otra forma de ver al peronismo para medir

Tengo ahí en la tableta leídas las primeras páginas del libro de Thomas Piketty del que habla todo el mundo, Capital in the Twenty-First Century.

Sabemos por la nota de Paul Krugman en la New York Review of Books de qué va el libro. Entre otros elementos, Piketty determina que estamos ante una a nueva Belle Époque, definida por un increíble aumento de la riqueza del "uno por ciento" más rico de la población. Así, antes de la Primera Guerra Mundial, el uno por ciento más rico en Gran Bretaña y Estados Unidos se quedaba con un quinto de los ingresos. Hacia 1950 ese tope de la pirámide se llevaba la mitad que a principios de siglo, la distribución se había hecho más equitativa. Desde 1980, la cosa se dio vuelta y en ambos países la distribución del ingreso está donde había comenzado hace un siglo. Hay más, pero me quedo con eso. 
Una de las fuentes que usa en su investigación Piketty son los registros impositivos. 
Leo que el argentino Facundo Alvaredo es uno de los colaboradores de Piketty. Ellos son dos de los creadores de la World Top Incomes Database
Alvaredo es autor del muy interesante capítulo The Rich in Argentina over the Twentieth Century 1932-2004 en el libro Top Incomes: A Global Perspective. ¿Qué cuenta ese capítulo? Básicamente este gráfico que muestro acá:

Alvaredo tiene registros del impuesto a los ingresos desde 1932. Sobre el período anterior, estima que a principios de siglo, los ricos argentinos eran muy ricos ("extrema riqueza"). Los datos impositivos indican que para 1932 el 1 por ciento más rico se llevaba el 18,7 por ciento del ingreso. Para 1943 (ay, ay, ay mi coronel qué irracional que eras...) el 1 por ciento se llevaba el 25,9 por ciento. Alvaredo indica que es "probable que antes de 1930 la proporción de los ingresos más altos haya sido superior que la de 1932".
Luego vino el peronismo. Ese período coincide con una "clara declinación en la proporción" del ingreso que se llevaba el uno por ciento más rico de la población, que hacia 1953 llega al 15,3 por ciento. Además de tomar parte de la renta agraria con el IAPI, el impuesto a los ingresos subió. En 1943 pasó del 12 al 25 por ciento. Del 52 al 53 esa tasa pasó al 32 por ciento. Para el 55 era del 40 por ciento.
Como dijmos, el percentil más alto pasó de quedarse con el 25,9 por ciento del ingreso nacional en 1943 al 15,3 en 1953. "Los más afectados parecen haber sido los más ricos entre los ricos: el 0,1 por ciento más alto de la pirámide pasó de quedarse con el 11,6 por ciento al 5,1 por ciento y el 0,01 por ciento al tope de la pirámide declinó del 4,1 por ciento del ingerso al 1,4 por ciento del ingreso en el mismo período".
Aún así, como vemos en el gráfico, terminado el período peronista en 1955, los ricos seguían quedándose con una proporción mayor del ingreso que en otros países "similares" (Australia, Canadá, etc.) y los desarrollados.
¿Luego qué pasó? La información estadística disponible, le dice a Alvaredo que hay una estabilidad relativa de la desigualdad durante la década del 60 y la primera mitad de la década del 70. Entre 1975 y 1980, la desigualdad de ingresos experimentó un "fuerte aumento", en una dinámica que continuó hasta un máximo con la hiperinflación de 1989
Hubo una mejora en la cuestión de la desigualdad después de 1990, pero para 1995 el coeficiente de Gini era 12 por ciento más alto que en 1985. La desigualdad aumentó en el período posterior que investiga Alvaredo, hasta 2004.
Hacia el final del capítulo señala que "de manera interesante, la proporción que se llevaba del uno por ciento más rico en 1954 es muy similar al nivel que encontramos en 2004, aunque refleja dos momentos muy diferentes de la historia".
Agrego yo: sabemos por un trabajo de Fernando Groisman que "entre 2003 y 2010 la clase baja redujo su volumen en torno del 10% pasando del 42,2% al 38,5%. La mayor variación correspondió en cambio a la que mostraron las capas medias de la sociedad, que incrementaron sus miembros en un 30% y pasaron de representar el 25,8% de la población en 2003 al 33,4% en 2010. Consecuentemente, la clase alta redujo su tamaño en alrededor del 15% y pasó del 32% al 28,1% entre los extremos del mencionado septenio".

Bajar la desigualdad implica subirle el piso a los pobres tanto como ponerle techo a los ricos. ¿Habrá candidatos que hablen de esto el año que viene?

jueves, abril 10, 2014

Datos de paros para medir




Fuente.

miércoles, abril 09, 2014

Lo hizo de nuevo y midió



Mi muy precario portugués me permite entender que en el minuto 4 de esta entrevista que concedió ayer a "blogueiros", el compañero Lula ha dicho algo así como:

"Los medios de comunicación en Brasil empeoraron desde el punto de vista de la libertad, desde el punto de vista de la neutralidad. Ahora que ustedes tan fuertemente conquistaron el tema de la 'neutralidad en Internet', ahora tienen que empezar una campaña para conquistar la neutralidad en los medios de comunicación. Los medios tienen que ser por lo menos verdaderos. En contra o a favor, que la verdad prevalezca".