Ayer me tocó presenciar una parte del juicio por crímenes de lesa humanidad cometidos en la ESMA, que se desarrolla en los tribunales de Comodoro Py. El represor Antonio Pernías decidió hacer uso de su derecho de ampliar su testimonio ante el tribunal.
Las principales barbaridades y mentiras dichas por este señor, mientras arrastraba su lengua, quizás bajo el efecto de alguna medicación, pueden leerse
acá. La crónica es lo suficientemente elocuente de lo que declaró esta persona.
Pernías dijo, por ejemplo, que cuando tenía que ir a la Comisión de Acuerdos del Senado, ya en democracia, por el tema de los ascensos, nunca le hablaron de "lesa humanidad". Y despotricó contra muchos de sus superiores que están "cuidando su quintita" mientras algunos otros militares van a juicio.
De más está decir que impacta escucharlo en vivo y en directo a un represor como Pernías. Y exclamar, por ejemplo, que a los represores hoy sentados en el banquillo de los acusados los juzgan, pero a otros mandos superiores no y que "por algo será" (sic).
O también, luego de hacer un racconto de acciones de la guerrilla durante la década del 70, señalar que "este país se arreglaba como dijo Perón, haciendo tronar el escarmiento".
Para debatir con amplitud algunos conceptos que están vertidos en esta declaración, más precisamente conceptos que están en el seno de sectores de nuestra sociedad, creo que el piso básico es la Justicia. El que torturó, mató e hizo desaparecer a personas indefensas, tiene que ir preso.
Y los años por venir nos darán interesantes debates, espero que honestos, sobre el país en el que hemos vivido y en el que queremos vivir, de aquí en más. Con Verdad, con Justicia y con Derechos para todos.