lunes, noviembre 30, 2009

No me hagan calentar que no mido


Como para cambiar un poco de tema.
A la gente de
Babelia, el suplemento cultural de El País se le ocurrió hacer un suplemento de mierda. No es mala onda, eh. Ojo. Sólo que así nos expresamos los latinoamericanos cuando algo es una mierda. Agarramos y decimos: "tal cosa es una mierda". Extravagancias del Trópico, que le dicen.
Mientras Aureliano Buendía se va a conocer el hielo, con su papá que, seguro ha de ser narco, les cuento: los iluminados de este suplemento se pusieron a hacer una serie de notas en ocasión de que estamos "a punto de cumplirse en 2010 los 200 años del arranque de las independencias".
Bien. Y ahí nomás arrancaron los estereotipos, los lugares comunes políticos y culturales y la bajada de línea de esa visión de América Latina que tienen Felipe González y mi vecino Martín Caparrós.
Que América Latina es una cagada bien pintoresca, fregada en la mierda de la miseria y de la injusticia por sus caudillejos de cuarta, pero que produce escritores como... Gabriel García Márquez. Hola, hola, llamando a Madrid: ¿No pasó nada de los 60 para acá? ¿Qué es esto, muchachada? Y políticamente ¿no pasa nada en América Latina desde la crisis argentina de 2001?
Así:
  • En una nota se nos bajan datos sobre América Latina con total objetividad, (?) provenientes del felipista Foro Iberoamérica, CEPAL y el ex titular del BID Enrique Iglesias.
  • En otra nota, Carlos Fuentes nos vuelve a hablar del Foro Iberoamérica, y su vocación de tour para ricos y famosos.
  • Para no ser menos, Martín Caparrós entra en default frente a los españoles para afirmar que en estas tierras indómitas "la violencia es un producto de la exclusión creada por la pobreza y profundizada por la corrupción de los poderosos -o algo así. Pero que no sabemos, claro, cómo salir del círculo vicioso". Sí, sabemos. Algunos sabemos y otros no quieren saber nada, Martín.
  • Para equilibrar (?) una nota de Felipe González y otra de Ricardo Lagos.
  • No una, dos notas (acá y acá) sobre narcotráfico. Yo pregunto, muchachos. En España ¿consumen café descafeinado nomás?
  • Después tenemos un escritor que dice que leyó a Cortázar y a Borges, que no está nada mal, pero ¿no pasó nada más en términos culturales en este continente bendito?
  • Y además una nota sobre un catedrático que habla de Bolívar y San Martín. Resalto algunos párrafos. "El caudillismo es, pues, un producto de las guerras de independencia, cuando los líderes regionales pudieron reunir los hombres y los recursos y, a través de ellos, ejercer el poder y el clientelismo político. Tras la independencia el caudillismo continuó desarrollándose, aunque no de forma ininterrumpida. La dictadura de Rosas en Argentina y más tarde el Gobierno de Perón tenían sus señas: absolutismo, exclusivismo y abuso del patronazgo. Estadistas como San Martín y Bolívar no fueron caudillos. Ellos no tuvieron una base económica personal o de fortaleza social para alzarse como tales". "La figura del caudillo, que normalmente procedía de una base de poder regional, supuso uno de los mayores obstáculos para el desarrollo de las naciones. La soberanía personal destruía las constituciones. El caudillo se convirtió en el Estado y el Estado en propiedad del caudillo. Paradójicamente, los caudillos también pudieron actuar como defensores de los intereses nacionales contra las incursiones territoriales, las presiones económicas y otras amenazas externas, fomentando, asimismo, la unidad de sus pueblos y elevando el grado de conciencia nacional. Los caudillos eran representantes y a la vez enemigos del Estado-nación", aclara Lynch. "La historia de las dictaduras no constituye toda la historia de Latinoamérica. Pero aun en los regímenes constitucionales quedaron rastros del pasado. Desde el caudillismo primitivo, pasando por la dictadura oligárquica, hasta los líderes populistas, la tradición del caudillo fue dejando huella en el proceso político. Quizás la cualidad más importante de los caudillos, que les sirvió para sobrevivir a los avatares de la historia, haya sido el personalismo, descrito por un historiador como la sustitución de las ideologías por el prestigio personal del jefe".
¿No pasa nada culturalmente en América Latina? ¿No pasa nada políticamente? ¿Tan sólo somos un grupo de paisuchos calurosos sumidos en la pobreza, el caudillaje y la droga? ¿Sólo saldremos adelante si adoptamos las recetas de Felipe González? ¿O es que El País le quiere decir a sus compatriotas que, por más bajo que caigan de su neo-menemismo europeo, nunca lo harán tan bajo como sus primos bobos latinoamericanos?
Me hacen calentar. En política, "paz, amor, administración y progresismo zen". Pero en cultura, no me jodan, eh.

¿Los de la foto? Los llaneros de la Piojera.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No te olvides Nico que España fue, en los ultimos 200 años, un centro de desarrollo económico, tecnológico, intelectual y otras yerbas. Una Nación secular y moderna donde las corporaciones no tuvieron influencia de ningún tipo, que alcanzó un notable crecimiento económico por medio de un desarrollo autosustentable y sin ayuda de sus países vecinos (Fijate que la última crisis ni la afectó)...pero que se vayan a la concha de su puta madre.
Maximo CH
PD: ¿Cómo le decían al Generalísimo? Ah...el Caudillo, pero era rubio educado y católico.