miércoles, octubre 24, 2012

Yo pisaré las calles nuevamente y mediré


El último número de la revista Nueva Sociedad incluye una nota de Gonzalo Martner, quien fue presidente del Partido Socialista chileno y ocupó diversos cargos durante el gobierno de la Concertación.
Se titula "Dilemas del Socialismo moderno". Reproduzco los tres párrafos finales de la nota, que hacen referencia a debates actuales en el socialismo chileno que no siempre se tienen en cuenta cuando desde la Argentina se mira al vecino país:
 
En 1989 el socialismo, fragmentado después de la derrota de 1973 y con una de sus vertientes instalada en el exilio en la República Democrática Alemana y aliada al bloque soviético, se reunificó al caer el Muro de Berlín rescatando y renovando las banderas del socialismo democrático, el mensaje libertario y el respeto irrestricto de los derechos humanos. En esa línea se integró a los gobiernos de la Concertación. Así, el socialismo fue, entre 1990 y 2010, de nuevo un partido de gobierno, ahora como parte de una coalición mayoritaria de «centroizquierda». Entre 2000 y 2010, dos de sus miembros fueron presidentes de la República. Pero luego de su derrota de 2010, ¿cuál es su balance y cuál es su futuro?
Por definición, el programa y la práctica gubernamental –de una transición a la democracia difícil y en amplia coalición, con intereses contradictorios, con logros en crecimiento económico pero no en reducción sustancial de las desigualdades o en protección de los recursos naturales y del medio ambiente– solo recogieron parcialmente el proyecto de sociedad que el socialismo chileno ha encarnado. Esta fuerza política ganó desde 1990 legitimidad gubernamental y capacidad de inserción en el Estado, pero, al mismo tiempo, perdió raigambre en la sociedad y capacidad de propuesta y de acción contra las desigualdades. Hoy, el pragmatismo burocrático que caracteriza su dirección no necesita de inserción social ni de programa. En efecto, el socialismo sufrió una pérdida de identidad en pos de llegar al poder gubernamental mediante alianzas desequilibradas con partidos de centro, en las que renunció progresivamente a rasgos centrales de su propio programa.
La sociedad civil, y en especial los jóvenes, han en cambio radicalizado sus aspiraciones y ampliado su capacidad de movilización autónoma. Esta evolución reciente ha puesto la forma partidaria tradicional del socialismo en crisis y este ha experimentado sucesivas escisiones. El futuro dirá si puede recomponerse como fuerza de transformación, lo que en todo caso supondrá un esquema de alianzas concordante con aspiraciones programáticas presentes en la sociedad, como la recuperación para el Estado de la propiedad y de las rentas de los recursos naturales y su inversión en el desarrollo productivo y en la protección social, la negociación colectiva y el derecho de huelga efectivos, la promoción de derechos universales que incluyan la educación pública gratuita y un sistema público de salud de calidad, la igualdad de género, el derecho al aborto, el reconocimiento de derechos a los pueblos originarios, el matrimonio igualitario, la protección del ambiente, el desarrollo local contra la segregación urbana, etc. Estas aspiraciones programáticas no podrán prosperar sin la refundación de las instituciones y una nueva constitución que refleje la soberanía popular y la cultura ciudadana chilena de inicios del siglo XXI.

1 comentario:

Vladimir dijo...

Hola! Cuando se retiraba del gobierno chileno Ricardo Lagos allá por el 2005, en una cena con la SOFOFA (la UIA chilena pero más a la derecha del dial todavía) fue saludado por el presidente de la cámara empresarial como el mandatario que en toda la historia del país más había hecho por los empresarios. Un halago que ni Aylwin ni Frei -ambos DC-habían recibido. En la misma cena Lagos expresó: "A Chile lo colocan como el primer alumno, siempre, porque hizo el Consenso de Washington. Todo lo que había que hacer, lo hicimos. Pero también hicimos una parte que no está en el Consenso de Washington, y es que a medida que crecimos, tuvimos políticas sociales, y esas políticas sociales implicaron, entonces, políticas en educación, en salud, en justicia, en vivienda,en infraestructura". Viendo las actuales protestas estudiantiles se ve lo acertado de las políticas educativas de Lagos, no? Ah, me olvidaba, en aquella época Martner era el presidente del P. Socialista. Se ve que la autocrítica viene fuerte cuando no se está más en el gobierno. Martner, uno más de los que cuestionaban a Allende desde la extrema izquierda por reformista pero que, gracias al exilio europeo y a la educación parisina volvieron hechos unas auténticas carmelitas descalzas pro-mercado. El gobierno nacional, desde NK a CFK, está a años luz en políticas activas, populares y latinoamericanistas de lo que puedan promover estos sucedáneos socialistas. SALU2!