Aaaaaah. Claaaro. Es como el juego de la Oca. Ya está, ya entendí. Dale. La Oca vuelve al primer casillero. Bueh. OK. Tirmos los dados de nuevo.
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Dios no quiere hacerlo todo para no arrebatarnos la libertad de la voluntad y la parte de la gloria que nos corresponde en la empresa. Maquiavelo, N. El Príncipe. Capítulo XXVI
2 comentarios:
Gracias Nico por el comentario pasa que había leído a JP Feinmann y sentía un vacío interior que lo llené con el blog. Ahora soy un boludo hecho y derecho
Excelente !
Un abrazo
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