"Desde Edipo Rey a Hamlet, el poeta y el dramaturgo se han visto fascinados por el drama de la sucesión política, porque la inevitable crisis expone las fortalezas y debilidades del carácter humano. La sucesión expone, también, las fortalezas y debilidades de los sistemas políticos, y allí reside la fascinación por parte del más prosaico cientista político. La sucesión política difiere marcadamente de la política 'normal', así consideremos la destitución de un secretario general soviético, la elección (o juicio político) de un presidente estadounidense, la formación de un nuevo gabinete italiano o el último golpe militar en América Latina. En una típica crisis de sucesión, el número de participantes aumenta, grandes cuestiones de política pública quedan en medio de la disputa y conflictos latentes personales, sociales y políticos se vuelven más visibles y más coorrosivas. Todos los sistemas políticos son más vulnerables a ataques desde adentro o afuera en el momento de la sucesión, pero el stress es mayor para sistemas inmaduros. Es la marca de un sistema fuertemente institucionalizado el ser capaz de capear las tormentas estacionales de la sucesión".
Alta corrupción: lo que era para el gobierno solo "chimentos de peluquería"
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