En la última edición de la revista The Atlantic, el periodista Jeffrey Goldberg traza un perfil del legado de Barack Obama en términos de relaciones internacionales. Es una nota muy larga, donde hay declaraciones del presidente de Estados Unidos y de funcionarios clave de la Casa Blanca, el Departamento de Estado, el Pentágono, la CIA.
Retrata a un presidente que va en contra del "manual de Washington" en muchos temas. Sucesor de un presidente que se había metido hasta las orejas en unas guerras impopulares, Obama es un jefe de Estado que más bien trata de sacar a Estados Unidos de ahí. Al primer presidente de Estados Unidos nacido en el Pacífico le desvela, más que el terrorismo, Asia. Afirma que el futuro está en Asia, que Estados Unidos tiene que hacer fuertemente pie ahí. Pero no de la forma que lo afirma Hillary Clinton ("no quiero que mis nietos vivan en un mundo dominado por los chinos") sino más de "soft power".
Para que tengamos una idea del mapa mental de cómo se ven las relaciones internacionales desde la Casa Blanca, la nota nombra 59 veces a Siria, ninguna a la Argentina y seis a América Latina.
¿Cómo se ve nuestro continente desde la cabeza de Obama? Van los fragmentos:
- "Africa y América Latina, en su visión, merecen mucha más atención de los Estados Unidos que la que reciben".
- "En Asia, al igual queen América Latina y Africa, dice Obama, él ve a gente joven añorando por una mejora personal, modernidad, educación y riqueza material. 'No están pensando en cómo matar norteamericanos', dice. 'Lo que están pensano es ¿Cómo obtengo una mejor educación? ¿Cómo creo algo valioso?".
- "Si no les hablamos", dijo, refiriéndose a los jóvenes asiáticos, africanos y latinoamericanos, "porque lo único que estamos haciendo es viendo cómo destruir o acordonar o controlar a las partes maliciosas, nihilistas y violentas de la humanidad, entonces se nos está yendo el tren".
- "Obama cita luego le creciente influencia de Estados Unidos en América Latina -creciente, dice, en parte por la remoción de un bloqueo tambaleante cuando reestableció lazos con Cuba- como prueba deque su deliberada, no amenazante, enfoque de relaciones internacionales centrado en la diplomacia está funcionando. El movimiento del ALBA, un grupo de gobiernos de América Latina orientados en torno al anti-norteamericanismo, se ha debilitado significativamente durante su mandato como presidente. 'Cuando asumí el cargo, en la primera Cumbre de la Américas a la que concurrí, Hugo Chávez' -el dictadora anti-nortamericano de Venezuela (dice el periodista- "todavía era la figura dominante en la conversación', dijo'. 'Hicimos una decisión muy estratégica al principio, que fue, antes que volarlo por el aire como si fuera un adversario gigante, poner el problema en su justa medida y decir 'no nos gusta lo que está pasando en Venezuela, pero no es una amenaza para Estados Unidos'. Obama dijo que para lograr ese rebalanceo, Estados Unidos tuvo que aguantar diatribas e insultos de castristas caducos. 'Cuando vi a Chávez, me dio la mano y me dio una crítica marxista de la relación entre Estados Unidos y América Latina', Obama recuerda. 'Y tuve que sentarme ahí y escuchar a Ortega -Daniel Ortega, el presidente izquierdista radical de Nicaragua- 'hacer un discurso de una hora contra Estados Undios. Pero estar ahí y no tomar todo eso seriamente -porque realmente no era una amenaza para nosotros.- nos ayudo a neutralizar el anti-norteamericanismo regional'".
- "La falta de voluntad de responder a adversarios de Estados Unidos puede ser emocionalmente no satisfactoria, dije, y le dije que cada tanto me gustaría verlo apuntar con el dedo a Vladimir Putin. Es atávico, le dije. 'lo es', respondió el presidente framente. 'Es lo que ellos están buscando'".
Obama viene a Cuba y a la Argentina a afirmar que su enfoque ha funcionado. Que quienes solían gobernar esos países se han debilitado por su enfoque de política. Sin acudir al juego demasiado brusco que suelen querer jugar las agencias militares, diplomáticas y de inteligencia de Washington. Seguramente evitando evaluar qué peso han tenido los commodities, el petróleo, la máquina de imprimir dólares de los Estados Unidos, los fierros mediáticos, la Inteligencia, las ONGs y los años, claro.
Pronto vendrán otros presidentes de Estados Unidos que -parece- querrán afirmar otras cosas acerca de sí mismos y de sus legados (¿muy diferentes?) Veremos.