El funcionamirnto normal de una economía depende en gran medida de que su situación sea juzgada satisfactoria por sus actores de mayor peso. Esta afirmación, trivial, implica varios puntos que tal vez no lo sean tanto. En primer lugar, tal juicio está codificado. Un código es un mapa parcial de la realidad, que sesga atención hacia algunos aspectos y en perjuicio de otros. El código filtra masas de información, seleccionándolas y jerarquizándolas. Selecciona al censurar la búsqueda de información, y su recepción, sobre aspectos que define como irrelevantes. Jerarquiza al ordenar la información admitida en elementos que son 'importantes', otros que deben quedar subordinados a aqéllos y otros sobre los cuales, importantes o no, 'nada se puede hacer'. También la jerarquiza al insertarla en un sistema de conexiones causales, que postula que ciertas consecuencias siguen regularmente a ciertas situaciones.
Como visión parcial de la realidad todo código nubla la percepción de aspectos que pueden andar 'mal' al mismo tiempo, tal vez divo a que alqullos a los que se presta atención andan 'bien'. Un código es un segmento explítcito y articulado de una ideología. Pero la ideolgía y su codificación no son puro mito; recogen y expresan temas socialmente reales (más precisamente, un nivel de la realidad que se postula como plenitud de la misma), en el doble sentido de que son una representaicón relativamente correcta de ese nivel y que son sustentados por actores que suelen tener peso decisivo para determinar la situación de ese segmento parcializado de la realidad.
En una economía capitalista compleja, ¿quiénes en realidad interesa cómo evalúan la situación? En un sentido, 'todos'. Pero esta respuesta poco tiene que ver con una estrucura fuertemente oligopolizada. Si ttenemos esto en cuenta vemos que el juicio que más importa es el de los actores mono u oligopólicos que, por serlo, tenen mayor 'poder de mercado': es decir, alta capacidad para determinar, mediante acciones y omisiones, la situación actual y futura del ámbito de actividades económicas y de relaciones sociales en el que se opera. Además, esto implica una también alta capacidad de codeterminar, junto con otros actores de similares características, la sitauación general de la economía. Vemos así delinearse una circularidad análoga al engarce micromacro postulado por la ideología: el juicio que más importa sobre la situación de la economía es el de quienes controlan sus unidades oligopólicas, porque son ellas las que tienen mayor capacidad para generar tal situación; y, por otra parte, el código que gobierna ese juicio coincide fundamentalmente con los intereses de esos mismos actores.
Los criterios codificados para la evaluación de la situación de esos actores son homólogos a los codificados para el juicio sobre la situación general d ela economía. En gran medida ésta anda 'bien' cuando y porque sus grandes unidades oligopólicas andadn 'bien', lo cual a su vez depende en gran medida que ellas consideren satisfactoria la situación en su plano específico d eactividad. ¿Qué es ese 'andar bien' al nivel de dichas unidades? Ellas son grandes organizaciones, sumamente complejas y burocratizadas. De la abundante literatura sobre ellas sólo necesitamos retener algunos puntos: sus pautas de desempeño, y de evaluación de ese desempeño se hallan fuertemente rutinizadas; fijan sus metas mediante criterios también rutinizados apuntados a un cumplimiento 'satisfactorio' de las mismas (típicamente, cierto porcentaje de ganancias sobre el capital y/o la sventas y cierta participación en el mercado); tratan de controlar las áreas de incertidumbre que han aprendido, suelen incidir negativamente sobre su desempeño; y la utilización de sus recursos exige coimplejas articulaciones de coaliciones internas, que sólo con gran dificultad pueden cambiar las actividades en que se han especializado o las rutinas que las rigen.
Fuente.
Lo que pasa es que las nociones de lo que va "bien" o "normal" no deben responder a particularidades y fragmentaciones sino a lo que exige universalidad e integración.
ResponderBorrarDespués de los '90 deberíamos tener bien claro esto.