Me llaman ayer de Radio Nacional para que comente algunas líneas que había escrito sobre el ordenamiento de la interna del oficialismo.
Me apunta uno de los periodistas que, es cierto, uno de los precanidatos como Daniel Scioli no parece seguir en todo las líneas políticas del kirchnerismo. Señalo que (además de que está Randazzo, que bien puede ganar la interna, claro) hay que notar que este Scioli actual defiende en lo discursivo casi casi que el 100% de las políticas del actual oficialismo. Cosa que no ocurría hace un tiempo, cosa que quizás no era lo esperado por él y por su círculo íntimo.
Vengo escribiendo que, me parece, lo fundamental para Cristina Kirchner es hacer algo que no se ha hecho jamás -descontando el particular traspaso del mando de 2007, de Néstor Kirchner a su persona-. Que un peronista le entregue la banda presidencial a otro peronista electo.
Y se me viene entonces a la mente -no de manera preparada, nunca preparo mucho- que lo más gráfico para explicar esta situación es citar a Juan Domingo Perón en "Conducción Política". Y cito entonces al aire, medio de memoria, medio desordenado:
Algunos creen que gobernar o conducir es hacer siempre lo que uno quiere. Grave error. En el gobierno, para que uno pueda hacer el cincuenta por ciento de lo que uno quiere, ha de permitir que los demás hagan el otro cincuenta por ciento de lo que ellos quieren. Hay que tener la habilidad para que el cincuenta por ciento que le toque a uno sea lo fundamental.
Foto.
Nicolás, la cita es textual según los registros editados de los cursos dados por JDP en 1951.
ResponderBorrarY un poquito antes de decir eso que citas, con respecto a la diferencia entre gobernar y conducir, JDP dijo (cito):
"En la organización política también hay que pensar en la construcción. Hay que construir el andamiaje orgánico y rellenarlo bien sin mirar mucho. ¿Por qué? Porque la acción política es cuantitativa."
"Si pensamos en el gobierno, allí sí que hay que pensar de otra manera, porque la acción de gobierno es cualitativa".
"... les diré cuál es la fórmula que la experiencia de tantos años de lucha y de trabajo ... que es la fundamental en la conducción y en el gobierno, dos artes bastante diferente una de otra. La conducción es la lucha y el gobierno es construcción"; pero en los dos priva esta misma regla ..."
Acto seguido dice lo que citas.
En otra parte, muy cerquita de las que estamos comentando y que quería traer acá para clarificar la confusión en que caen no pocos que, con total naturalidad, se consideran a sí mismos peronistas, JDP nos dice:
“La lucha política es lo mismo que la lucha militar, económica, etc. Las luchas son todas iguales. Varían los medios y las formas; pero la lucha es siempre la misma. Son dos voluntades contrapuestas, a las que corresponden dos acciones contrapuestas. Las leyes que rigen la lucha son todas iguales, porque las voluntades son iguales y las masas que luchan son siempre iguales. Siempre se trata de una voluntad que vence a otra; una voluntad que ha puesto en movimiento a una masa contra otra masa”.
Pero, para JDP, el reconocimiento de lo precedente no implica indiferenciación. En efecto, 2 páginas después dice:
“… Hay una cosa que debe marchar sola, es decir, la doctrina, que pone a todo el mundo a ‘patear para el mismo arco’. Ya eso le da una dirección a la masa”.
Sabemos los peronistas, tanto por los que necesitaron la experiencia de la década del ’90 para comprenderlo, como por los que ya lo comprendían de antes de esa experiencia, que lo que marca la diferencia es esa dirección, el arco hacia el que pateamos y en el que queremos meter los goles.
Porque, si leemos bien a JDP: “una voluntad que ha puesto en movimiento a una masa contra otra masa”, sabemos que atrás nuestro está nuestro propio arco, que es el que tiene que quedar invicto, porque contra ese (contra nuestro arco) patean las oligarquías por medio de las masas que ellas mueven.
Finalizo el comentario anterior.
ResponderBorrarEvidentemente, para JDP, la lucha política y el gobierno no es un tema solamente de ganar, de ser hábil y satisfacer las propias ambiciones a como dé lugar. Es un tema de, primero, dirección a la cual se va, el sentido, el objetivo. Luego es ganar y ser hábil y ambicioso para satisfacer ese objetivo, pero esto es un medio para conseguir aquello.
De lo que se trata, en esencia, la lucha política peronista en la conducción política es que la masa puesta en movimiento por la voluntad oligárquica sea cuantitativamente inferior a la masa puesta en movimiento por la voluntad nacional y contra la cual aquella lucha o, lo que es lo mismo, que la voluntad nacional ponga en movimiento a una masa cuantitativamente superior a la otra.
En esta lucha lo que marca la diferencia cualitativa no son ni las voluntades ni la masa, sino la dirección del movimiento. La contraposición que señala JDP es efecto de esto.
Y, en el último análisis, esa diferencia de dirección del movimiento de la masa que cada voluntad pone en marcha, se fundamenta en el tipo de principios que se quieren satisfacer. Es por eso que la diferencia entre la identidad política oligárquica y la nacional-popular es una diferencia de principios, no de matices.
Y, en esto, no entra en juego ningún juicio de valor sobre la capacidad moral e intelectual de los integrantes de la masa considerados individualmente, cualquiera sea el lado que ocupen en la divisoria de aguas políticas. Individualmente considerados no son mejores o peores los integrantes de ambos bandos.
A lo sumo, lo que puede decirse y demostrarse científicamente, es que los efectos sociales del cumplimiento de los principios nacional-populares son mejores que los efectos de los contrarios, y esto es independiente de lo que piensen los individuos tanto de uno como de otro lado.