lunes, febrero 24, 2014

Cosas de politólogos para medir


Por recomendación de María Esperanza Casullo voy leyendo cuando puedo el libro Passion, Craft and Method in Comparative Politics, una serie de entrevistas a realizadas por Gerardo Munck y Richard Snyder los popes de la Ciencia Política -entre ellos Robert Dahl, Samuel Huntignton y Guillermo O'Donnell.
Llego a la entrevista con Philippe Schmitter -estudioso del corporativismo y de las transiciones a la democracia, actualmente profesor eméritio del European University Institute, en Florencia, Italia- y me encuentro con un par de pasajes muy intersantes. 
Resulta que a fines de los 60, Schmitter viaja a Brasil y allí recoge la información para realizar su tesis doctoral, que luego se convertirá en el libro "Interest Conflict and Political Change in Brazil".
Luego de trabajar en Brasil, Schmitter viaja en 1969 a la Argentina. Cuenta que obtuvo una buena beca y que pasó "seis meses en Argentina". "Me pareció un lugar precioso para vivir, bastante parecido a Europa". Relata que pudo hacer más entrevistas que en Brasil (unas ochenta) a sindicalistas y empresarios en Buenos Aires, Rosario, Mendoza y Córdoba.
"Mis datos sobre Argentina eran de hecho mejores que la información con la que contaba de Brasil. Era más fácil trabajar allí en ese momento, a pesar de la dictadura. Pero no salió nada de esa investigación. Ese fue uno de mis mayores fracasos. El problema fundamental era que no entendía a la Argentina, esa fue para mí una crisis".
Ahí tenemos entonces un académico por entonces de la universidad de Berkeley, joven pero formado, como dice él "un latinoamericanista con bastante experiencia", que pasa de hacer una investigación exitosa en Brasil a no entender el país vecino.
"Conocía a la mitad de los científicos sociales en Argentina y ellos fueron de mucha utilidad para mí. (...) Y, como dije, tenía muy buena información. Entonces no puedo culpar a la falta de datos. Tenía todo a mi favor, debió haber sido fácil. Pero simplemente no podía usar los mismos métodos y la misma forma de pensar que me había funcionado tan bien en el caso de Brasil. Hasta el día de hoy todavía no entiendo qué me perdí".
Acá tenemos a un latinoamericanista, compartivista, un politólogo top, quien luego con Guillermo O'Donnell coordinó un libro clave sobre la cuestión de las transiciones a la democracia a principios de los 80, que dice que directamente no entendió a la Argentina. Que no entendió cómo funcionan los sindicatos y las cámaras empresarias y cómo traducen sus planteos hacia el sistema político y el Estado.
Durante la entrevista afirma que "una de las razones por las cuales mi proyecto falló -esto se me vino ahora a la cabeza- era la persistencia del sistema de partidos argentino".
"En Brasil, ni le presté atención a los partidos. Decidí rápidamente que eran una parte poco importante de la política brasileña. Inmediatamente qudó claro en todas mis entrevistas que los partidos eran ampliamente irrelevantes par los líderes sindicales y empresariales. Ellos trabajaban directamente con la burocracia o los funcionarios del presidente. En Argentina, en contraste, los partidos eran de alguna manera importantes, aunque importantes en una forma que era difícil de ver".
"El problema con Argentina, como lo dice Torcuato Di Tella, es que se trata de una nación conservadora sin un partido conservador. No había ningún partido orientado a las empresas, liberal o conservador tradicioanal. Por lo tanto, los capitalistas argentinos estaban amenazados por el sistema de partido. Es por ello que es más difícil entender la política de los grupos de interés en Argentina, porque está formada por algo que no está ahí, o sea, un partido conservador. Es como un perro que no ladra".
Iniciemos la campaña. No entender a la Argentina, deporte olímpico.

2 comentarios:

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