jueves, octubre 31, 2013

A 30 años, dos clases para medir

Cuando se cumplieron 25 años, Cuadernos de la Argentina Reciente publicó su número 6, lo que incluyó algunas entrevistas. Dos de las que más recuerdo son a Torcuato Di Tella y Arturo Fernández. Van los fragmentos que más me interesaron de ambas. Creo que son miradas lúcidas, que sirven en el presente y nos seguirán dando algunas claves para el futuro.



"La primera tarea que asume Menem como presidente es tratar de controlar la hiperinflación y para ello hace varias cosas. De todas, creo que la fundamental fue el pacto que realiza con el grupo Bunge & Born, que fue una gran decisión. Menem realiza un pacto con la derecha a través del grupo empresarial más importante del país porque no había un partido de derecha significativo. Los términos en que se realiza ese acuerdo son algo así como 'ustedes manejen la economía que nosotros manejamos la política'. Ahora bien ¿por qué creo que fue una gran decisión? Porque ese pacto permitió terminar con el imaginario del peligro peronista en los sectores propiestarios. Esos sectores durante muchas décadas le tuvieron odio al peronismo, es cierto, pero algo más importante fue que le tuvieron miedo. Ese miedo, ya venía mermando con la renovación, pero es Menem, quien con ese pacto termina de disolverlo. (...) La primera víctima de esto fue el partido radical. Porque el partido radical era la gran defensa contra el peligro peronista. Si no hay más peligro peronista, no se necesita más una gran defensa que englobe a derecha, centro e izquierda".

"La Alianza fue un desastre. No porque los radicales no sepan gobernar, como dicen algunos, porque los peronistas tampoco saben gobernar. A mi juicio, el problema básico que tuvo la Alianza es que no logró articulaciones con grupos de interés real que dieran sustento a esa expresión de centro. Algo que, además, considero imposible en la Argentina. Porque aquí, para uqe las alianzas de centro tengan sustentabilidad real: o se hacen con los sectores propietarios o se hacen con los sectores populares. No hay condiciones para una alianza de centro que se asiente exclusivamente en un sector de las clases medias -por más amplio que sea- y en los intelectuales. (...) sólo con la ideología y los votos no se gobierna. Para gobernar se hace necesario contar con el apoyo de alguno de los grupos de interés real de la sociedad, que son, por ejemplo, los grandes empresarios, la clase media, la clase obrera, los marginales, los sindicatos, los grupos intelectuales, la universidad, la iglesia, etc. Si uno no tiene el apoyo de algo de eso, un gobierno es inviable. (...) Los sectores propietarios votaron a la Alianza como lo hicieron por Alfonsín en el 83, pero la Älianza no los incorporó. A las corporaciones de derehca no las incorporó lo suficiente. Tuvo el apoyo de la clase media y de algunos sectores intelectuales, pero eso no es suficiente para gobernar".

"Los partidos de centro, para sobrevivir, tienen dos opciones: o se apoyan en la derecha o se apoyan en la izquierda, si no desaparecen".

"Alfonsín quiere ir hacia la izquierda pero ¿dónde está la izquierda? No está en el Club de Cultura Socialista ni en el Parque Norte. Porque ¡qué era eso del tercer movimiento histórico? Puras posiciones teóricas. Alfonsín con esas iniciativas rompe los puentes con la derecha sin que le redunde en ningún beneficio".

"...una 'limpieza' a fondo del peronismo hubiera terminado en un nuevo Frepaso y eso no nos sirve. Y no sirve porque muchos de los integrantes de esas clases medias 'progres' tienen todavía cosas de gorila y otros poseen una mezcla de moralismo e izquierdismo que los hace siempre inestables. Esa gente no es muy sólida. Se trata de una izquierda que apenas se dice algo que no les gusta se pone en contra. Entonces, mi posición era que no había que sacrificar las bases reales del peronismo a cambio de esas clases medias. Al peronismo había que limpiarlo un poco, pero no demasiado".



"...la suerte que le cupo a la que considero fue la principal fuerza política de resistencia a la dictadura: el justicialismo y su fuerza organizada básicamente en la CGT".

"El principal error de Alfonsín fue aceptar la mirada de su nutrido grupo de intelectuales, a los cuales brindó suma atención. Recordemos el llamado 'Grupo Esmeralda' dirigido por Juan Carlos Portantiero, sus reuniones semanales con el Presidente y su intervención en el discurso programático de Parque Norte, etc. Pues bien, allí emergía una concepción que identificaba claramente a la democracia con el radicalismo y partidos afines, es decir con la 'Argentina civilizada'; y al peronismo con el autoritarismo, si no con el fascismo -cosa que no se empleaba como expresión en ese momento, pero que en el fondo estaba entre líneas-. De manera que, efectivamente, la desaparición del peronismo era la condición para que la democracia subsistiese".

"La convicción de intelectuales como Juan Carlos Torre, quien había estudiado al sindicalismo -columna vertebral del peronismo entonces y ahora-, era que el mjismo se encontraba destruido. Por una parte, porque los sindicalistas que había sobrevivido a la persecución del proceso eran básicamente corruptos y, por otra, porque el sindicalismo honesto había sido diezmado por la represión militar. Por lo tanto, destruido el sindicalismo, nada quedaba del peronismo, salvo una cantidad de dirigentes, todos ellos indisolublemente autoritarios".

"Todavía hoy hay radicales y partidarios de otros partidos 'democráticos' que siguen pensando que el peronismo es esencialmente autoritario, lo cual expresa el carácter aún no saldado de una cuestión que remite en última instancia a la oposición fascismo-antifascismo emergida al calor de la situación internacional en los años 30 y 40".

"La democracia, entonces, se identificaba con el radicalismo y eso no lo creía solamente el Poder Ejecutivo o los intelectuales del gobierno, sino además, fue absorbido como ideología por jóvenes que en forma numerosa respondieraon a la convocatoria de Alfonsín para 'regenerar' la vida política del país, con el fin de transformar los comités tradicionales del radicalismo poco menos que en centros de jóvenes intelectuales. De más está decir que dichos intentos, derivados de la lectura ya descripta, fracasaron".

1 comentario:

  1. http://www.clarin.com/opinion/pasado-ganar-Raul-Alfonsin0_1020498012.html

    Saludos

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