viernes, agosto 23, 2013

Pensar para medir, medir para pensar

En el último número de la revista "Lo que vendrá", Hugo Cortés y Sergio De Piero publican un artículo denominado "Los elegidos: definición de candidaturas presidenciales del PJ y de la UCR en 1983".
Al leerlo, recordé que el 22 de abril pasado se nos pasó escribir algo para debatir sobre la denuncia de Alfonsín del "pacto sindical-militar", al cumplirse 30 años de aquella jugada que le permite a un "moderadamente conocido" dirigente radical posicionarse dentro de la UCR y ante la sociedad como un candidato competitivo. Aquella denuncia se da, como señalan los autores, en un momento en que "los derechos humanos no formaban parte, como tema autónomo, de la agenda de los partidos políticos". "Aún con la tragedia de la dictadura, la cuestión no ingresaba en las principales consideraciones (frente a las 'prioridades' del tema económico, social, etc.)", destacan.
Pero también este breve post venía a cuento de una frase citada en ese trabajo, pronunciada por de Miguel Unamuno, ex ministro de Trabajo del gobierno de Isabel Perón, para explicar la derrota del PJ en las elecciones del 83.
Y dice:

"Un profundo sentimiento de autosificiencia nos llevó a sentir que no teníamos necesidad de explicarnos ni de explicar a todos los argentinos la frustración de 1973/1976, de la cual fuimos protagonistas y, por lo tanto, responsables. Formulamos una oscura apuesta a la amnesia colectiva y así renunciamos a la credibilidad, suponiendo que las nefastas consecuencias de la dictadura militar pondrían un manto de olvido sobre nuestros propios errores. El justicialismo recurrió, para transitar la nueva etapa, a la única dirigencia con la que contaba, la que la dictadura había congelado en sus puestos. No había, en rigor a la verdad, otra alternativa. Fue en el seno mismo de esa dirigencia donde se comenzó a gestar la derrota. En lugar de institucionalizar la lucha por la idea, se convalidó la lucha por el espacio. No importaba el proyecto, sólo interesaba controlar el aparato".

3 comentarios:

  1. La denuncia de Alfonsín no es un mero ardid, ni es un salto al vacío por el cual logra posicionarse políticamente. Lo hace desde el compromiso con los DDHH y como líder de una corriente histórica de oposición a la dirigencia tradicional del radicalismo. Tampoco podemos obviar el contexto: post Malvinas al levantarse la veda política los partidos cobraron una intensa actividad, también los organismos de DDHH y las juventudes políticas ocupaban los locales partidarios, para abril del ‘83 prácticamente estaban definidos los agrupamientos políticos que poco tiempo más dirimirían las internas partidarias.

    En “Entrevista a Beatriz Sarlo” -Artepolítica- hay un debate sobre el pacto sindical-militar (cuya existencia algunos se empeñan en negar) donde cito a Julio Godio, quien en su libro Historia del Movimiento Obrero Argentino-Tomo 2 expone sobre ello y da también otras razones del resultado electoral del ‘83, además de reconocer los errores cometidos por los “mariscales de la derrota”.

    Saludos

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  2. La denuncia de Alfonsín no es un mero ardid, ni es un salto al vacío por el cual logra posicionarse políticamente. Lo hace desde el compromiso con los DDHH y como líder de una corriente histórica de oposición a la dirigencia tradicional del radicalismo. Tampoco podemos obviar el contexto: post Malvinas al levantarse la veda política los partidos cobraron una intensa actividad, también los organismos de DDHH y las juventudes políticas ocupaban los locales partidarios, para abril del ‘83 prácticamente estaban definidos los agrupamientos políticos que poco tiempo más dirimirían las internas partidarias.

    En “Entrevista a Beatriz Sarlo” -Artepolítica- hay un debate sobre el pacto sindical-militar (cuya existencia algunos se empeñan en negar) donde cito a Julio Godio, quien en su libro Historia del Movimiento Obrero Argentino-Tomo 2 expone sobre ello y da también otras razones del resultado electoral del ‘83, además de reconocer los errores cometidos por los “mariscales de la derrota”.

    Saludos

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  3. Anónimo6:58 p. m.

    La denuncia de Alfonsín no es un mero ardid, ni es un salto al vacío por el cual logra posicionarse políticamente. Lo hace desde el compromiso con los DDHH y como líder de una corriente histórica de oposición a la dirigencia tradicional del radicalismo. Tampoco podemos obviar el contexto: post Malvinas al levantarse la veda política los partidos cobraron una intensa actividad, también los organismos de DDHH y las juventudes políticas ocupaban los locales partidarios, para abril del ‘83 prácticamente estaban definidos los agrupamientos políticos que poco tiempo más dirimirían las internas partidarias.
    En “Entrevista a Beatriz Sarlo” -Artepolítica- hay un debate sobre el pacto sindical-militar (cuya existencia algunos se empeñan en negar) donde cito a Julio Godio, quien en su libro Historia del Movimiento Obrero Argentino-Tomo 2 expone sobre ello y da también otras razones del resultado electoral del ‘83, además de reconocer los errores cometidos por los “mariscales de la derrota”.
    Saludos

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