Singer:
El segundo elemento singular es que nunca en la historia reciente - y, tal vez, en la antigua - sectores populares se habían levantado en tal proporción. Si la mecha se encendió por la clase media, el nuevo proletariado, forjada en la década del lulismo, entró en las calles, dando un colorido sin precedentes a las marchas de reivindicación. Una placa tectónica cambió el país, sorprendiendo a todos los actores tradicionales.
Iniciado por la izquierda, el proceso se volvió indeterminado cuando se verificó que una fracción de esa clase se puede enganchar desde la derecha, a partir de apelaciones contra la corrupción. La derecha quiere vender la idea de sanear el estado (que es necesario) y cortar empleos públicos resolvería las demandas de salud, educación y seguridad.
Corresponderá a la izquierda, que tuvo el mérito de iniciar la pelea, tener la valentía de dar la cara y proponer un programa que, sin dejar de ser republicano, apueste por la expansión del gasto público, con el fin de construir el bienestar que las masas requieren.
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