Me acordaba justo hoy de esta película, de 2006, producida por Luis Majul, donde se hace quedar a los ex presidentes como unos viejitos eunucos. Inofensivos y a la vez decadentes. Unos muñecos de los cuales reírse. En el enfoque de la película, ni siquiera da para odiarlos, como parece que ahora está de moda hacerlo con algunos políticos en las redes sociales que frecuento.
A ninguno busca presentarse como corrupto o dañino. De ninguno se dice si entregó o no el patrimonio nacional. Si durante su gestión los trabajadores estuvieron mejor o no y si las organizaciones que los representan se fortalecieron o se debilitaron. Se trata de unos ancianos zoncitos. Viejitos chotos. Qué vivos somos. Los políticos no sirven para nada. El poder está en otro lado.
Al final, aparece Néstor Kirchner, a quien la película parece pedirle que se desmarque. Que sea distinto.
Diez años de kirchnerismo han cumplido con eso. Es apenas un paso. O quizás algo más.
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