Dios no quiere hacerlo todo para no arrebatarnos la libertad de la voluntad y la parte de la gloria que nos corresponde en la empresa. Maquiavelo, N. El Príncipe. Capítulo XXVI
sábado, septiembre 04, 2010
Mido con La Reina
Ayer volvieron a dar por la tele la película La Reina, que no sé si ya lo dije pero que es buenísima e imperdible para cualquiera que le guste la política.
La película toca un tema central para cualquier dirigente político: el del "cambio". ¿Cuándo es necesario cambiar? ¿Por qué es necesario cambiar? ¿Por qué voy a cambiar yo, si siempre me fue bien así? ¿Por qué habría de cambiar si estoy haciendo lo correcto?
La película trata de lo que ocurre luego de que Lady Di muere en 1997. La Reina Isabel odiaba a la "Princesa del Pueblo". Y así es que, ceñida al protocolo, no permite que sus nietos viajen a París a ver a su madre muerta, ni que adelanten su regreso a Londres para ver las muestras de dolor que conmueven a todo el país. Ni quiere poner la bandera a media asta, porque a la Princesa no le corrsponde ese protocolo. Es lo que dice la "ley".
Se ven las relaciones entre el primer ministro recién asumido, Tony Blair, y la realeza. Los laboristas odian a la Reina y la empiezan a "apretar".
Y ahí se producen dos "cambios":
La Reina se ve obligada a morfarse su orgullo y, para salvar a la Familia Real, para que no los apedreen a todos, va a Londres, se presenta ante la gente que la odia, sonríe un poco, da un discurso para toda la Nación expresando su "dolor".
Y en el medio, Tony Blair empieza, primero, a no gustarle nada el hecho de que se haga "leña del árbol caído" de la Reina. Y luego, directamente, surge su admiración por ella.
Y ahí, al final, pasada la crisis, vemos el mejor diálogo de la película, cuando ambos se encuentran. Algo así como:
Reina: ¿En serio? ¿No piensa usted que el afecto que el pueblo tuvo alguna vez por m... por esta "institución" ha disminuido?
Tony: No, para nada. Usted es ahora más respetada que nunca.
Reina: Creo que sus asesores más cercanos no estarían tan de acuerdo.
Tony: Puede ser uno o dos. Pero como líder, no podría haber sumado mi voz a ese coro.
Reina: Porque usted vio todos esos titulares en los periódicos y usted pensó: 'un día podría pasarme a mí'.
Tony: Eeeehhh...
Reina:... y sucederá, señor Blair. De forma bastante repentina y sin aviso, sucederá.
Actualización:
ResponderBorrarhttp://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1301346
Es una gran película que debería ser de análisis obligatorio en toda escuela de gobernantes.
ResponderBorrar¿Qué debe hacer un jefe de Estado frente a una crisis que lo supera? ¿Aplicar a rajatabla el manual de procedimientos que le funcionó siempre, con el riesgo de potenciar la crisis, o aceptar el riesgo aún mayor de una respuesta fuera de toda norma?
Blair, seducido por la reina y criticado por sus propios amigos, es el guerrero lombardo del cuento de Borges.
Genial el comentario, Escriba. Remate perfecto.
ResponderBorrarComentaba para agregar: los de fuera del micromundo que se apasiona la política tampoco deberían dejar de verla. Helen Mirren hace un laburo para aplaudir de pie.
Muy de acuerdo. Recomiendo para mayor efecto de las palabras que mencionás de Helen Mirren, seguirla con "El Escritor Oculto".
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