Dios no quiere hacerlo todo para no arrebatarnos la libertad de la voluntad y la parte de la gloria que nos corresponde en la empresa. Maquiavelo, N. El Príncipe. Capítulo XXVI
sábado, agosto 14, 2010
Ah, ya entendí, debía ser yo que no medía (?)
Aaaaaah. Claaaro. Es como el juego de la Oca. Ya está, ya entendí. Dale. La Oca vuelve al primer casillero. Bueh. OK. Tirmos los dados de nuevo.
Gracias Nico por el comentario pasa que había leído a JP Feinmann y sentía un vacío interior que lo llené con el blog. Ahora soy un boludo hecho y derecho
Gracias Nico por el comentario pasa que había leído a JP Feinmann y sentía un vacío interior que lo llené con el blog. Ahora soy un boludo hecho y derecho
ResponderBorrarExcelente !
ResponderBorrarUn abrazo